sábado, 9 de enero de 2010

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La posibilidad de quedarme me hace apreciar más los detalles de allá. ¿Me pongo triste por no poder quedarme o me pongo triste al plantearme quedarme? No logro descifrar si la tristeza cuando me planteo la indefinición se debe a la nostalgia de lo que dejaría o el no poder quedarme por todo lo que me ata a la argentina. El ejercicio de desapegarme de todo, por lo menos durante estos tres meses. Como ejercicio de viaje y como forma de descubrir mis reales ansias de quedarme o volver. La bifurcación del camino. La visión permanente de un estilo de vida u otro. Mi visión paradisíaca de una vida alegre y tranquila en las afueras, una casita, buena compañía, silencio y sonidos, caminatas entre paisajes. Previo camino el del viaje. Recorridas culturales por distintos horizontes. Y la posibilidad de asentarme acá por un tiempo. El riesgo de que ese tiempo se extienda. Visualizo la comodidad, el encanto de una vida europea. Eso o el agite de un trabajo acorde a mi profesión. Casi nunca está entre mis prioridades un desarrollo laboral u artístico. No se si será vagancia o qué. El priorizar la vida tranquila. Me pregunto si aquel camino del desarrollo dará más retribución personal, más satisfacción por los logros asimilados.


Tal vez no debería apoyarme en lo que disfruto allá para tomar la decisión. Después de todo, no es seguro que nada continúe.Los proyectos a concluir pero aún así las bifurcaciones siempre posibles dentro de los diversos caminos.


Dejar la idea de eternidad mortal. Etapas de un mismo camino. La decisión igual radica en la sucesión. Es como elegir entre platos de comida El que suena más apetitoso, el que tal vez no vuelvas a encontrar o el que estás más en animo de comer. En el caso hipotético de elegir todos, primero elegiría el de mi animo, después, la cosa se pone difícil, el que suena más apetitoso y después el que no se vuelve a repetir.Pero ahora, si el antojo es de tipo diferente, salado dulce, ahí si es posible postergar el de animo. No se si esto ayuda mucho a definir opciones pero algo de esto hay.


Alguien diría que todo es posible que se repita, que los antojos aparecen desaparecen, y lo apetitoso a veces es engañoso. Así que puedo dejar de pensar en esto y en tres meses veré.

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