Dos días en Firenze. Hotel tres estrellas. Desayuno incluido, que también servía para proveernos de almuerzo. Igual terminábamos, unas horas después de comer el supuesto almuerzo armado, alguna pizza en algún lugarcito. Paraditas de capuchinos que se convertían en tentaciones de almuerzo.
Que cantidad infernal de cosas para ver. En dos días.
Lo que más disfruté fue:
- El David. Tenían razón. Yo me preguntaba que tan grandioso puede ser. Ví la copia al aire libre y confirmé mi duda. Horas más tarde no podía dejar de mirarlo y recorrerlo. Hasta como que te excita un poco. Sandro tenía razón slak. Que bueno que vine a Italia.
- Subir a la cúpula del duomo. Vas subiendo por escalerillas con olor a azufre o hierro no se qué es. Óxidos que medio te marean un poco cuando ya vas por el trescientoavo escalón y solo se aspira ese oxido porque no hay mucho espacio más que pasillitos y escalones. Y te remonta un poco a cuando originalmente usaban esas escaleras y te imaginas a algún encorvado de túnica agarrandose de la baranda y avanzando por donde ahora vos estás avanzando. Y vas frenando para dejar pasar a gente que viene bajando, y frenando a mirar por ventanitas en recovecos de piedras que dejan vislumbrar cuanto estás subiendo y la vista de Florencia se va agrandando. Y cuando finalmente llegas arriba de todo terrible paisaje. Y el viento te pega en la cara agitada y te quedas unos segundos ahí parada sin poder creerlo hasta que te das cuenta que hay más gente subiendo la escalera atrás tuyo. Y te moves todavía un poco pasmada y te apoyas en la baranda y ves el techo de la cúpula y casitas y callecitas, y distintas grandezas algunas de las cuales ya viste por adentro y te vas alejando y ves montañas con castillos y arboles que se dibujan perfecto con el cielo de fondo. Arbolitos en el horizonte de la montaña. Y las nubes haciendo formas arriba de esos paisajes y dando distintas luces a cada parte del paisaje. Y vas girando y descubriendo nuevos paisajes y nuevos lugarcitos que te atrapan. Me emocioné.
Uno de los dos días era día de reyes, 6 de Enero. Por eso estaba todo cerrado y de casualidad enganchamos un desfile de reyes. Estabamos en la piazza y nos empezaron a correr. Papá y yo quedamos detrás de la vayas, en primera fila, y la chanta de mamá se hizo la disimulada y se quedo entre el público vip sentada en la puerta del duomo. Desfilaban miembros de las distintas cofradías, disfrazados con vestimentas de la época. Un niño italiano al lado mío se emocionaba, y gritaba a cada rato, mi preferido, ill ballestra, mi preferido. O cuando veía un niño desfilando decía, mama mama un bambino, ¡que afortunato! Me alegró el desfile. Pasaban tocando música, con halcones entrenados, con vacas blancas giganteeescas, con cabritas, los reyes magos con sus respectivos regalos. Y todos pasaban y saludaban a Jesus en el pesebre viviente. Después nos aburrimos y nos fuimos. Mamá quería ir a misa así que yo aproveche y entré para conocer el domo que estaba cerrado (acá todavía no había subido a la cúpula). Cuando vi desde abajo la cúpula ya empecé a tener una experiencia 3D, increíbles esos dibujos. Los del infierno son los que más me gustaban. Estaba ahí con el cuello para arriba contemplando los detalles cuando empezaron a cantar unos monjes. Se me puso la piel de gallina. La sensación 3D se quintuplico. Después me fui a sentar con Papá y Mamá que por alguna razón estaban en la primer fila. Dude un poco pero me senté con ellos. El capo de la catedral dio un pequeño speech antes de la misa, y se le corto el micrófono, se freno en medio del speech y se puso a hablar con los que estábamos en primera fila. Me pidió a mí que fuera con la canastilla pidiendo la limosna cuando sea el momento. En que quilombo me metí pensé. Por suerte también le había pedido a una señorita al lado mío que hablaba Italiano, cosa que yo no, y me indico en el momento que había que ir. Fuimos a una parte que estaba cerrada al público que estaba buenísima y el capo nos empezó a hablar y preguntar que hacíamos. Me dio un speech sobre los guionistas pero claro que le entendí la mitad. Nos dijo que lo importante era mostrar la canastilla con amor así la gente lo sentía y le daban ganas de colaborar, que lo hagamos lento e imitaba a la gente sacando cosas de sus bolsillos y buscando y buscando en distintos lados. Era muy divertido. Salimos el grupito y nos distribuimos por distintos lugares, a la vuelta nos volvimos a juntar y ellos habían juntado mucho más que yo. Me pregunte si mi paganismo había influido en la recolección. Tal vez no inspiraba en la gente lo que inspiraban ellos que seguramente eran católicos. El capo nos dio otro speech divertido, que incluía algo de que el mundo estaba malíssimo, así dijo, pero que con amor había solución, y gesticulaba mucho y se agarraba la cabeza y movía las manos. Después le dijo a mi mama que yo era un tesoro. Están re locos pero es una linda locura.
En las noches cenábamos en el hotel. La segunda noche solo bajamos papá y yo a comer y nos tomamos una botella de vino entre los dos que estaba divina. Después salíamos a fumarnos un puchito charlando.
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